domingo, 6 de octubre de 2013

Te prometo que valdrá la pena.

Te prometo que valdrá la pena casi tanto como los cafés que tomaremos a media noche, o la mancha deshecha del pintalabios rojo mordiéndote la piel.  Prometo salir sin paraguas cada día que llueva solo para ver tu sonrisa mojada, hacer tonterías, confundir los días. Sé que te han dicho muchas cosas, sabes que me han dicho otras tantas, pero no habría nada mejor que sentir tus abrazos bajo las mantas, que chocar los vasos llenos de cerveza y besar tu boca cada vez que me apetezca. Quiero perderme en tu mirada, quiero contar uno a uno los lunares de tu espalda. Tú que quisiste lo mejor de mí la primera vez que nos encontramos, que mirabas de reojo que me comías con los ojos. Tú que te perdías entre los mechones de mi pelo, que me contabas cuentos, que me mecías y elegías entre cientos. Me pierdo entre los recuerdos de nuestros pies caminando por la arena, las risas rápidas y el viento en mi melena. Me pierdo si me acuerdo del número de tu casa, o del número de tu teléfono casi tanto como del número de sonrisas que me sacabas cada día. Y todo eso sin saber que más que ganarte te perdía. Si más que soñarme lo que querías eran todos los días de mi vida. Valdría la pena. Y tanto que la valdría, hablarte con silencios hasta conseguir que me ría. Me quisiste matar de amor, y ahora amor es quien muere por tu cobardía. Y mira que hay enamorados que no se quieren, y nosotros a distancia estamos casi arrancándonos las pieles. Y es que contigo me iba a comer un jueves por la mañana, y prometía quererte el resto de días de la semana. No hace falta mucho si tú me lo das todo. He visto a gente ahogando sus penas en un vaso de tequila, y ahora escucho que por las noches eres tú el que deja las botellas en sequía, que aún recuerdas mis uñas pintadas de rojo arañándote hasta el alma, que fuiste tú quien te alejaste pero ahora ya no sabes vivir sin mi calma. He andando por los charcos en los que pintaste tu nombre, he vaciado los rincones por si te encontraba, he vuelto a casa sola cada madrugada. He dormido acurrucada, he dormido en el agua, he dormido perdiéndome en el hueco de tu cuello sintiendo que me llamabas. He perdido tu calor por esperar a que me amaras.

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