domingo, 26 de enero de 2014

¿Qué te hace viajar?

Hay un extraño placer en eso de coger cuatro cosas y huir. De desaparecer unos días del mapa, de tu vida, y de todo aquello que conoces. De aventurarte y lanzarte de lleno en todo eso que se te antoja diferente. Es algo extraño. Ese amor-odio de guardar cosas en la maleta, de preguntarse cuándo y cómo utilizarás esto o aquello. De si te acordarás de ese momento cuando estés tan lejos. Hay algo especial en eso de llegar a un aeropuerto, subir a un avión y ser más alto que todo aquel que creyó que estabas por debajo. De rozar el cielo. Es la electricidad en el ambiente que hay al perderte en todas esas cosas nuevas de esos nuevos lugares. A todos nos encanta viajar. Empezar de cero. Perdernos. Sin embargo, no hace falta irse tan lejos para vivir todo eso. Está todo en nosotros, y en lo que nos rodea. Hay palabras que nos hacen distintos, tanto dichas como en el empeño que ponemos en escribirlas. Hay olores, perfumes, que nos hacen cerrar los ojos y recordar. Hay sonidos, y voces, y ecos y notas de música perdidas en el ambiente, a la espera de que alguien las escuche. Hay risas, siempre hay risas, de esas que te hacen perder la cabeza y el aliento. Hay ojos y miradas, hay días de lluvia y esa marcha frenética de tus pies al entrechocar con los charcos. Hay estaciones, que colorean siempre que tú se lo permitas. Hay días y días. Hay personas que te hacen viajar sin moverte. Hay momentos, hay películas, hay recuerdos. Y es que a veces no necesitas asomarte a la ventana de la habitación de un hotel para ver las luces de las calles y sentirte en paz. Es más simple que eso. A veces sólo basta con recordarte quién eres al despertar. Y dejarte llevar. Y dejarte guiar. Y preguntarle a alguien qué le hace viajar.

lunes, 13 de enero de 2014

No hay nadie como tú, amor.

A mí el amor me ahogaba. Era una sensación que había sentido desde que era niña, esa angustia infernal que retorcía mis entrañas cada vez que esos estúpidos corazones cruzaban el aire. Pero eso cambió aquel día en el que sus ojos ambarinos sirvieron café a mi noche. Y empecé a vivir, emborrachada de la idea de estar enamorada. Locamente perdida en el concepto de unos pies fríos rozando los míos al despertarme, o del estirón que la manta sufría cada vez que llegaba el frío y nos refugiábamos bajo ella sentados en el sofá. Amor de idiotas, de memorizar la forma de su boca y perderme en las comisuras de cada sonrisa tímida. Enamorada. Enferma hasta temblar de la ausencia de sus brazos, de los días descafeinados en los que su voz se escondía fuera de aquel viejo taller que yo quería a morir. No hay nadie como tú. Nosotros, adictos a la manera de correr por las calles y saludarnos de acera en acera riendo como chiquillos. Perdida en el sentido de que el hueco de otras manos fuese para unirlas a las mías. Nunca había conocido a nadie como tú, que hiciese de los caminos mapas, y de los sonetos suspiros, que mezclase un lo siento con cada "pero te quiero". Que me hiciese estremecer hasta quedarme sin sensaciones, que me hiciese unir los sueños a montones. Cada uno se mata como quiere, y yo, mi amor, yo contigo hasta perder el sentido.

lunes, 6 de enero de 2014

Empieza por despertar.

"A veces me paro a pensar por qué los pájaros, pudiendo ir a cualquier lugar del mundo, se quedan en el mismo sitio. Luego me hago la misma pregunta."


No se nos suele dar bien eso de ser nosotros mismos. Al menos cuando somos más pequeños, cuando empezamos a crecer, a cambiar, a conocernos. No se nos da bien. Y eso es algo terrible, ya que esa parte que siempre escondemos suele ser la más increíble que tenemos. No solemos hacer las cosas que nos gustan. Nos encerramos en nuestros pequeños mundo creados para nuestro confort. En ellos no tenemos que preocuparnos por nada. No tenemos que hacer nada. Vivimos rodeados de esas cuatro paredes que hemos creado a nuestro alrededor, encerrados en nuestras propias burbujas, ignorantes de todo lo que nos perdemos ahí fuera. Hay una cita que dice "tu vida comienza fuera de tu zona de confort". Es tan cierto como asustadizo. Salir ahí fuera, comerte el mundo. Suena demasiado bien como para ser real. ¿Pero sabes una cosa? Lo es. Claro que lo es. Hoy, desde aquí, te reto a salir de ella. Pincha tu burbuja, destrózala. Y da un paso fuera. Jack O'Conell decía que pensamos que sabemos mucho de la vida, pero esto no es así. Nos limitamos a verla desde fuera, pero eso no es vivir. Somos como turistas, fantasmas, observando. Hasta que algo pasa y lo sientes. Sientes lo que es vivir, lo sientes debajo de tu piel, sacudiéndote por dentro. ¿Cuántas veces habéis sentido ese escalofrío que te cala hasta los huesos y te hace sentir vivo? Si sales ahí fuera, puede ser algo diario, algo continuo. Puedes aprender, reír, puedes hacer lo que quieras. ¿Cuántas veces a día de hoy haces lo que realmente te gusta? Lo que realmente quieres y necesitas hacer. Empieza por ello, empieza con pequeñas cosas, y déjate llevar. Encuentra lo que te gusta y deja que viva en ti. Encuentra lo que eres, y no tendrás que encerrarte nunca más. Es tu vida, y todo es tu decisión. Empieza por despertar.