domingo, 6 de octubre de 2013

Las noches frías y los cafés calientes.

No hace falta mucho para el que ya lo tiene todo. Y para mí todo no significa mucho más que un par de risas callejeras y unos brazos que te sujeten si lo necesitas. Unos silencios entre miradas, o unas manos que te hagan cosquillas. No pido más. Lo tengo todo. La vida es fácil, los días pasan rápidos. Las palabras vienen y van, no atan a nada. Así que en esta vida deja pocas cosas por escrito. Que el frío se acurruques junto a ti por las noches no significa que vivas en un invierno eterno, y que a veces las lágrimas se coman tus ojos no quiere decir que no seas feliz. Persigue todo aquello que desees y conserva junto a ti a todos aquellos que necesites. Un mal día no conlleva una mala vida, así que no permitas que nadie lo piense siquiera. No eches de menos demasiado y no vivas en el pasado. Si quieres a alguien demuéstraselo, y si ya tienes el corazón roto puedes intentar alejarte. Aunque no suele dar resultado. No hagas daño a aquellos que están siempre, porque ese siempre puede acabar y hay gente a la que no hay que dejar marchar. Ríe hasta quedar sin voz e intenta no preocuparte demasiado por lo que piensen los demás. Y si, algún día, piensas que lo has perdido todo, no te preocupes. Porque quien nada tiene, nada le pueden quitar. Y a seguir luchando. Que a veces no se necesita nada más que pisar el mundo con fuerza en noches frías y amanecer en sus ojos pardos con un par de cafés calientes.

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