domingo, 6 de octubre de 2013

Siete, como los días de la semana.

No sé por qué hoy me ha dado por escribir esto. Se podría culpar al insomnio, o a lo mejor son las horas, que pasan demasiado deprisa. Yo que sé. Pero me he acordado de vosotras. Supongo que habrá sido alguna canción, o algo parecido, pero me habéis venido a la mente. Siete chicas. Siete distintas. Siete, como los días de la semana, como los pecados capitales. Pero todas para siempre. A lo largo de este año me he dado cuenta de lo que somos, y de lo que nunca seremos, y a día de hoy puedo decir orgullosa que nunca seremos como los demás esperan que seamos.  Nunca jugaremos a ser perfectas, pero es que no hay mayor perfección que escuchar sus risas de buena mañana, que hacer planes o soñar despiertas. Nada mejor se me ocurre que el ser rodeada por sus brazos y perseguida por sus sonrisas. Daría cualquier cosa por recorrer todas y cada una de las calles con prisas o salir sin paraguas cada día que llueva para cantar bajo el agua escurriéndose entre nuestros sueños. Bailar sobre el asfalto, cargar con bolsas y refugiarnos en cualquier rincón. Pasar las tardes en cualquier restaurante y pedir todos los platos por el simple placer de probarlos. Sonreír tras el humo de un café para despejarnos o irnos a dormir entre peleas por almohadas. Y es que no se trata de ver pasar las estaciones del año, sino de que ellas nos vean crecer a nosotras. Somos siete chicas, siete, como el número de la suerte. Pero la suerte la tenemos nosotras por habernos encontrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario