miércoles, 16 de marzo de 2011

Cuando menos lo esperas.

Hoy ha estado lloviendo toda la mañana, y, como estábamos muy aburridas nos hemos puesto a jugar a nuestros juegos tontos, como ese de decir cosas sin sentido, pero yo me he cansado enseguida así que me he puesto a escribir canciones.
Sí, canciones… la lluvia es mi música de inspiración para escribir cualquier cosa, hoy la canción me la ha pedido Giselle, que seguía con el rollo de romántica empedernida.
Ha quedado algo así:
“Es como el vaivén de una nube, que viene y que va.
El crear de un plumazo lo que jamás ocurrirá.
El levantarse y ver que… las cosas no son más sencillas que ayer.
Y en plena oscuridad, el silencio que todo lo inunda…
Callados bajo la luz y en la orilla del mar, tirando piedras al vacío.
¡Y los días grises se iluminan con lluvia!
-
Así que vamos a empezar por terminar todos los cuentos, vamos a llenar de ilusión cada momento.
Echemos la llave a cada candado, y tirémoslas al río, como una respuesta secreta, conseguir no tener nunca frío.
Cerremos el pasado, estará olvidado, no importará lo demás simplemente tienes que creer que podrás ¡sin fin ya verás!
-
Ese rojo que brilla, desde la orilla vendrá.
Cada consecuencia que no queremos aceptar.
Y estando todo impreso habrá que volver a empezar.”
Supongo que imaginaréis lo mucho que le gustó, Giselle se emociona con nada.
Al terminar las clases nos ha convencido para acompañarla a merendar a Café Amor… supongo que tiene la vaga esperanza de encontrar allí a “su amor a primera vista”.
Nos hemos sentado y tomado unos croissants realmente deliciosos, mientras mi rubia amiga miraba de un lado a otro.
Sonreí mientras movía la cabeza.
-Oye Lettie ¿me puedes traer algo de beber?-Me preguntó Priscila mientras le daba otro mordisco a su croissant.
-Claro… ¿Un té?
-Sí, gracias.
Fui a por su bebida y ...

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