jueves, 26 de diciembre de 2013

Prométemelo.

Nunca me he acabado de hacer a la idea de eso de escribir cartas. Supongo que es la falta de costumbre o la sombra del interrogante que se mece sobre el destinatario. Pero hoy me sentía valiente, hoy quería intentarlo. Supongo que es más fácil cuando no tienes en mente una persona en particular leyendo esto. Cuando las palabras no vienen atadas por un nombre que las sujeta. Por eso quería escribirlo. Quería escribirte, a ti. A quien seas que me estés leyendo. No sé quien eres, si me conoces, si sabes cómo suena mi voz. No sé si me has hecho reír alguna vez o si sabes poco más que mi nombre. No me importa, sólo me importa una cosa. Continuar hablándote. Se nos acaba el año ¿sabes? Se nos va. Es como esas noches en las que todo el mundo se está yendo a casa y tú sigues queriendo bailar bajo los focos, dejándote llevar por la música. Cuando sabes que tienes las canciones contadas. Ahora estamos un poco así. Repasando los días que se nos han ido volando. Recordando todos los abrazos que nos han acogido, o todas aquellas personas que nos han pasado un brazo por los hombros y nos han dicho que todo saldría bien. Si cierras los ojos seguro que te acuerdas de los besos que te han dado o de las veces que has hecho sonreír a esa personita que tanto te importa. Han pasado muchas cosas. Hemos sido cada día una sombra de lo que seríamos el siguiente. Sabes qué canciones has memorizado o qué personas quedaron atrás por la presión de los meses forzándonos a dejar a un lado. Hemos crecido, queramos o no. Hemos cogido de la mano a gente que no nos la va a soltar, hemos superado metas y obtenido recompensas. Sé que recuerdas el frío en tu piel o la arena entre tus manos. El olor de las calles cuando deja de llover, o el de los días en la playa que hacen parecer tu tiempo eterno. Y es que, al fin y al cabo, esos momentos, esos recuerdos que llevamos anclados a nosotros y escritos en quienes somos, son eternos.  Pero aún queda lo mejor. Otros 365 días. Llenos de ti, de mí, o de quién tú elijas para dibujarlos. Quiero que me prometas una cosa, seas quien seas. Promete que vas a ser cada día de este nuevo año quién tú quieras ser. Olvídate de lo que van a pensar los demás, de lo que van a decir. Olvídalo, porque tú estarás cumpliendo nuestra promesa. Prométeme que vas a sonreír cada vez que quieras llorar. Prométeme que no vas a dejar de intentarlo, siempre hay una vez más. Prométeme que me leerás cada vez que necesites que alguien te escriba. Prométeme que no lo olvidarás.

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