domingo, 3 de noviembre de 2013

Eres mi libertad.

Es ese algo anclado a mí, a mi forma de mirar hacia delante cuando estoy perdida, a todas esas caricias que han pasado por mi piel. Es aquello que está anclado a mis vértices, a mis esquinas, a todos y cada uno de mis mechones de cabello, a mi sonrisa contra el filo de otra boca. Eres la luz que me guía a casa, tomando como casa cualquier sitio en el que pueda sentirme a salvo, segura, desde un coche perdido por una carretera hasta la orilla del mar de cualquier playa. Es lo que está anclado a mis días de seguridad y a mis lágrimas, a mis búsquedas y a mis descubrimientos. Eres lo que me desvela en las noches de Diciembre y lo que se acomoda en mi hombro las mañanas en el metro. Eres lo que me hace ser como soy, con mis virtudes y mis manías, con mis más y mis menos, con mis idas y venidas, con mi forma de entrecerrar los ojos o cuando me muerdo el labio sin pensarlo siquiera. Eres ese algo que me hace confiar en los demás aún cuando todos recomiendan que no lo haga, que esté atenta, eres mi instinto y mis predicciones, y toda esa forma de entrechocar latidos. Eres lo que está enganchado a todas y cada una de mis sonrisas, las de verdad y las que esbozo por educación. Eres lo que busco cuando me levanto, con las legañas besando mi sueño, y cuando me acuesto, atontada por los encantos y desencantos que las horas traen consigo. Eres lo que soy, lo que quiero, lo que tengo. Eres lo que juega conmigo y lo que hace que me pierda, lo que siento y lo que pienso, lo que nadie intenta. Eres eso que me dijeron que llegaría a ser imposible y tal vez por eso aún camino a veces de puntillas porque creo que en cualquier momento voy a poder alcanzarte. Porque algún día saltaré y te conseguiré, lo prometo. Eres las voces en eco y las horas frías, estás cada vez que miro, que siento, que escucho, que sueño. Estás en todas las palabras y en todos los silencios. Estás anclado a las miradas y a las desventajas de cada desazón. Eres el barco varado que aún espero en el puerto. Eres aquello que me hace enloquecer y me mantiene cuerda. Eres mi libertad.

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