martes, 4 de noviembre de 2014

Cada momento tiene que ser especial.

Me encantan los relojes. Así de simple, así de sencillo. Me vuelven loca. De todos tipos, de todas las maneras. De cualquier color, de cualquier tamaño. No tiene tanta importancia su correa, sea metálica o de cuero, o la forma de sus números. Sólo es un reloj. Pero su cometido me obsesiona. Marcar el tiempo. El tiempo. Ese que desperdiciamos, malgastamos, que cogemos entre nuestras manos y lo retorcemos, lo estiramos, lo destrozamos y pisoteamos. Ese mismo, sé que sabes de qué estoy hablando. Marcan los segundos, los minutos, las horas. Todos los días. Incluso te remarcan la fecha. Y no los miramos. No sé para qué los llevamos, sino es para recordarnos el valor de cada instante, porque cada vez que la manecilla se desliza, traicionera, sobre la superficie, perdemos ese momento para siempre. Y aún así los seguimos perdiendo. He visto a gente que se ha acomodado en su rutina. Levantarte, desayunar, ir a clase/ trabajo, volver a casa. Dormir. De vez en cuando salir. De vez en cuando disfrutar de otras compañías. Pero siempre planificado. Los días entre semana son para una cosa. Los fines de semana para otra. Y vuelta a empezar. Y así eternamente. De forma constante. Somos increíblemente aburridos. ¿De verdad creemos que esto es vivir? Con razón nos quejamos. Así nunca ocurrirá nada extraordinario. Nada apasionante. Nada que nos haga ser tan felices que nos estremezca por dentro la simple idea de que esa, ESA, sea tu vida. ¿Cuántas veces hemos dicho "si tuviera más tiempo haría esto", "cómo me arrepiento de lo otro", "me falta tiempo"?... ¿Por qué no cambiamos eso? ¿Por qué no sacas tiempo para hacer esas cosas? Leí hará unas semanas una frase que me llamó mucho la atención: "Hay siete días en una semana, y 'algún día' no está entre ellos". Y qué cierto. Y qué razón. Vamos a dejar de complicarnos la vida. Vamos a sacar tiempo para todo. Vamos a pasar más tiempo con la familia, a hacer reír más a los amigos, a organizar tu habitación, a tener tiempo para ti, a tener tiempo para salir a correr, a luchar por lo que queremos, a querer a quienes queramos. Vamos a ser sinceros. Vamos a hacer lo que necesitamos hacer. Vamos a hacer sencillos los días. Vamos a ser quienes realmente somos. Vamos a ser nosotros.
No sé, creo que las cosas no son tan complicadas. Que si quieres algo, sólo tienes que ir a por ello. Que si necesitas la ayuda de alguien sólo tienes que pedírsela. Que en esta vida siempre pierde el que calla y asume. Y luego se lamenta del tiempo que perdió al no hacer lo que querría haber hecho.
No dejéis que el tiempo os alcance, os consuma, os pierda. Cada día es irrepetible. Cada hora que malgastas es una hora que nunca vas a recuperar. ¿De verdad quieres arrepentirte de no haber sacado tiempo para hacer las cosas que necesitabas hacer?
Por eso siempre llevo un reloj. Como recordatorio. Que no tengo tiempo que perder. Que cada minuto cuenta. Por eso, dicen que quien gasta tu tiempo contigo te está dando lo único que jamás podrá recuperar. Ten un poco de valor y utiliza el tuyo de tal forma que el día de mañana no puedas arrepentirte de nada. No lo dejes pasar.
Y es que, como canta mi Leiva " Cada momento tiene que ser especial".

No hay comentarios:

Publicar un comentario