ni tampoco por qué no. Por qué se duda. Por qué ese “quizá” puede llegar a tanto. O a tan poco, según como se mire.
No encuentro una respuesta adecuada, ni una excusa que me llegue al alma, sólo veo las verdades a mitad y las historias sin escuchar.
Y, a pesar de todas las dudas, de los pensamientos aquí o allá, de las idas o venidas.
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