domingo, 6 de noviembre de 2011

A mí me gustaría

cambiar algunas cosas. Sí, un cuento nunca es perfecto, así que ¿por qué no arreglarlo? Convirtamos a la bruja mala en una persona arrepentida. Al príncipe perfecto en un joven lleno de defectos encantadores. A la bellísima princesa en una chica de vida normal y sonrisa sincera. A los amigos sin voz ni voto en los cuentos en personas que dan útiles consejos. Convirtamos ese "vivieron felices y comieron perdices" en un carpe diem, hoy voy a ser feliz.

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