Nunca escribo el remite en el sobre, por no dejar mis huellas.
domingo, 27 de noviembre de 2011
Bajo mi ventana
suenan una y otra vez los acordes de aquella primera canción, aquella que se convirtió en la primera mirada.
Mi nombre pendía en tus labios al mismo ritmo que las cuerdas de la guitarra, el nombre sonó como un beso y acabó convirtiéndose en eso mismo. Sentimiento tuyo y mío.
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