domingo, 1 de mayo de 2011

CAPÍTULO 6


-¿De dónde has sacado esa rosa?-Me preguntó Amalia.
-Regalo de Eric.-Suspiré.
Amalia me miró unos instantes.
-Mira Carina, no es que me caigas demasiado bien, pero te voy a decir una cosa, no te encapriches con Eric, ¿vale? Él está con Rubí.
Vale, eso significaba que estaba celosa.
-Vale.-Dije. ¡Celosaa! Reí interiormente.
Coloqué la rosa en mi mesilla de noche y me tumbé sobre mi cama frente a ella.
-Hola.-Dijo Bettie mientras entraba a la habitación.
-Hola Bettie, ¿sabes qué?, Eric me ha regalado una rosa.
Bettie suspiró antes de hablar.
-Mira Carina, sé que le has plantado cara a Rubí y eso, pero Eric es suyo, por favor, déjalo.
Miré a Bettie con otros ojos.
-¿Estás celosa?, sé que él quiere mucho a Rubí, pero sólo me ha regalado una rosa, nada más.
-¡Carina!, deja de decir tonterías y escúchame, ahora es una rosa, mañana un colgante y pasado un beso. Eric se ha encaprichado de ti momentáneamente, pero él ama a Rubí, y en el fondo lo sabes.
Nadie podría imaginarse lo mucho que me dolieron aquellas verdades.
“Ahora es una rosa, mañana un colgante y pasado un beso” Yo deseaba que Eric me regalase todo eso, pero Bettie tenía razón, muchísima razón.
Suspirando cogí la rosa y retorcí el tallo entre mis dedos.
-Tienes razón.-Admití.
-Yo de ti me desharía de esa rosa e intentaría pasar de Eric y Rubí.-Me aconsejó Bettie mientras se soltaba el cabello.
Me puse en pie, con la rosa en una mano, y salí de la habitación sin decir nada más, pues no era necesario que hablara, ya sabían que iba a hacer.
Bajé las escaleras y salí a los jardines.
Me alejé de la zona donde solía estar la gente y caminé decididamente hasta la zona más alejada que pude.
Era una especie de lago no muy grande, pero era ideal para estar sola.
Me senté en la hierba, contemplando la rosa unos instantes.
Finalmente decidí tirarla al agua, pero cuando estaba a punto de hacerlo, un ruido hizo que me diese la vuelta.
Y es que no me había dado cuenta, pero allí, sentada también sobre la hierba estaba Liuna.
-Hola Liuna, lamento molestarla, no me había dado cuenta de que estaba usted aquí.
Liuna sacudió la cabeza, lo que hizo que unos rojos mechones cayeran del moño que se alzaba en lo alto de la cabeza.
-No importa, mi niña, este lugar no es privado.
-Pues lo parece, nadie pasa de esos arbustos.-Dije mientras indicaba los arbustos que parecían rodear con una línea el territorio en el que se permitía estar.
-Cierto.-Suspiró la mujer.-Pero en cierto modo me alegro.
Ladeé la cabeza, como solía hacer cuando no entendía algo.
-¿Has oído la historia de Sherisa?-Preguntó entonces.-No, eres nueva, nadie te la habrá contado aún.-Añadió al ver como negaba con la cabeza.
-¿Puede contármela?-Pregunté.
-No querida, aún no estás preparada, acabas de llegar, pero te daré una pista: Nunca tires la toalla, y persigue tus sueños, pero sobre todo, nunca pierdas la ilusión, que es lo que nos hace únicos.
Liuna se levantó del suelo y sacudió las briznas de hierba que tenía en el vestido.
-Hasta pronto Carina.-Se despidió.
Y me quedé sola.
Aún en el suelo con la rosa en mi mano, empecé a dudar.
¿Qué hacía yo allí?
Durante el día el ajetreo de Shiny casi me había echo pensar que estaba en el instituto, en casa, pero al estar sola  me empecé a dar cuenta de que yo no quería estar allí, yo no encajaba.
-Romeo sálvame.-Suspiré.
Me tumbé sobre la hierba húmeda mientras giraba la rosa con mis dedos paliduchos.
¿Por qué me parecía tan hermosa?, no tenía nada de especial, nada excepto… que me la había regalado Eric.
¿Por qué cada vez que pensaba en él recordaba sus ojos verdes mirando los míos?, ¿Por qué no podía soportar verlo abrazando a Rubí?, ¿Por qué era él?
Nunca me había gustado alguien tanto, nunca, pero cada vez que su nombre venía a mi mente recordaba su cabello dorado, su mano cogiendo la mía…
Me gustaba, y  mucho, no podía negarlo, pero él tenía novia y la quería muchísimo, y yo no podía hacer más que callar y aguantarme.
Empezaba a refrescar, y yo aún iba con la ropa que Beatriz me había prestado.
Cogí la rosa, y totalmente decidida, la tiré al lago.
Me quedé quieta observando como se dejaba mecer por el agua, y luego desaparecía de mi vista.
Finalmente me levanté y fui a la cafetería para cenar.

1 comentario:

  1. hola! vi un comentario tuyo en una página de tuenti, así que te doy mi apoyo! a mí también me gusta escribir y acabo de abrir un blog, por si te quieres pasar
    http://inmapequenaescritora.blogspot.com/
    un saludo ;)

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