martes, 3 de enero de 2012

Prometo no relatar nunca todos los capítulos,

pero debía coger un lápiz y escribirlo. Y eso hice. Anoté en los márgenes de una libreta mis frases preferidas, nuestras frases. Dibujé corazones de colores, caras tristes, alegres, esbozos perdidos en el tiempo. Escribí sin apenas letras aquel cruce de miradas, pegué la foto de aquella fiesta en la que acabé en brazos de mi amiga, taché una y otra vez las palabras que en su momento me torturaron, rocié de aquel perfume mi historia. Nunca prometí que fuese perfecta. Y no lo es. Pero es la mía, y de una manera u otra, eso la hace perfecta a su manera.

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