lunes, 11 de abril de 2011

-Hola Eric…
Reparé por primera vez en que él también era diferente a como era en el mundo humano.
Estaba resplandeciente y mucho más guapo.
Su cabello dorado parecía oro, y sus ojos, dos esmeraldas verdes.
-¿Qué haces?, ¿Buscas a alguien?-Me preguntó mientras se agachaba a recoger unos libros que se le habían caído.
En un arrebato de cortesía, me agaché a ayudarlo, y no pude evitar leer los títulos de algunos:
Historia de Dioses: Atenea, La Espiral: Volumen 3, ¿Qué cualidades reúnes?...
Todos de ese estilo. Muy “Dioseo”.
-No busco a nadie, estoy dando una vuelta de reconocimiento y eso…
-Deberías ir a ver a Gastor cuanto antes, él te asignará unas clases y demás, ¿quieres que te acompañe?
Vaya, acababa de tropezar con un caballero.
-¿No deberías ir a clase?, Amalia y Bettie tenían mucha prisa.-Contestar a una pregunta con otra pregunta era mi especialidad.
-El señor  Melman lo entenderá.-Sonrió.
No me dejó más opción, tenía que acompañarme…
El despacho de Gastor es similar al de Liuna, espacioso y lleno de libros.
-¡Carina!-Sonrió amablemente.-Encantado de verte.
-Lo mismo digo, señor.
-Me alegro de que hayas venido tan temprano, luego tengo a muchos alumnos ululando por aquí.-Volvió a sonreír.-Pero bueno, vayamos al grano, te he estado preparando un horario con las clases que he creído oportunas, y por si acaso, Liuna le ha echado  un vistazo, añadiendo alguna que otra clase.
Me tendió un folio repleto de horarios y nombres de distintas clases.
-Empiezas esta tarde en clase de literatura  y poesías, Eric tiene esa misma clase, así que te acompañará, espero que vaya todo bien, y si tienes alguna duda o problema no dudes en acudir a Liuna o a mí.
Salimos del despacho, y acompañé a Eric a través de Shiny a su clase de Historia de Dioses a través de los siglos.
O simplemente Historia, como prefieras.
-Gracias por haberme acompañado.-Le digo.
Estábamos en la puerta de su clase, él con la mochila entreabierta y libros en las manos y yo con los brazos cruzados bajo el pecho y apoyada contra la pared.
-De nada.-Sonrió.
Por qué todo tiene que ser tan inoportuno…
En ese instante, más libros cayeron al suelo, y ambos no agachamos.
Cogí dos, y cuando alcé la vista para entregárselos, me di cuenta de que también me estaba mirando.
Le di los libros, con los pómulos enrojeciendo velozmente, esforzándome por mirar a otra parte.
Al levantarme me di cuenta de que se había acercado un poco a mí.
¡Qué guapo era!
La puerta se abrió y un señor, que debía ser el profesor, se quedó mirándonos.
Eric decidió que debía entrar en clase ya.
-Nos vemos esta tarde.
Le dije adiós con la mano, murmuré un adiós al profesor, y subí las escaleras para ir a mi habitación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario